viernes, 19 de junio de 2015

La mente enfrenta, el Corazón nos revela la unidad.


¿Encontramos la Verdad o la Verdad nos encuentra a nosotros? Nuestro anhelo de felicidad, de sentirnos plenos nos incita compulsivamente y sin conciencia por nuestra parte a buscar y buscar en lo interno y preferentemente en lo externo. ¿Qué es exactamente lo que buscamos? ¿Sabemos porqué buscamos? ¿Somos conscientes del modo en que buscamos? ¿Son los frutos y resultado de nuestras búsquedas permanentes o son por el contrario tan efímeros como el instante que se nos va de las manos?

Estas son preguntas que antes o después hemos de formularnos, en esta o en cualquier otra forma. Hemos de prestar suma atención a los hechos y acontecimientos de nuestra vida porque la Vida nos habla a cada instante y el sagrado mensaje que cada instante contiene nos provee no sólo de la clave sino de la Realidad última objeto de nuestra búsqueda.

Nuestros intentos de aproximación, de acercamiento, de encuentro con la Verdad siempre los realizamos a través de nuestra mente, que es tanto como decir con la memoria de lo que en nuestra vida hemos venido aprendiendo. Esta mente y la memoria del pasado siempre es limitada, y ni siquiera la suma de las memorias de quienes nos precedieron y de nuestros contemporáneos es suficiente para trascender lo limitado de la mente. Crremos que la suma de conocimientos nos hará comprender y trascender, pero ello es una falacia, una ilusión. Esta no es una cuestión a discutir, porque sería como ceder la Verdad a un terreno limitado, al de la mente, cuando la Verdad es Pura Experiencia del Ser, y la mente es sólo un instrumento a su servicio.


La consecuencia de un buscar equivocado es no encontrar un resultado satisfactorio, permanente, subsistente en sí mismo; la consecuencia es toparnos de bruces con el conflicto que recurrentemente nos visita y queda instalado en nosotros en tanto la búsqueda se realice con la mente. La mente enfrenta, el Corazón nos revela la unidad.

La invitación es a observar este fenómeno. La sinceridad de propósito sin mayor intención que el que la Verdad se revele a sí misma es una clave. Esta sinceridad ha de estar revestida de humildad y de valentía. De humildad porque sólo la rendición a uno mismo, el reconocer lo limitado de la mente es el paso previo a un silencio psicológico que tiene que ver con todo el pasado del ser humano; es preciso el silencio de todos nuestros deseos, de todos nuestros temores, de todos nuestros propósitos egoístas, de todas nuestros apegos y de todas nuestros anclajes en el pasado y de todas nuestras proyecciones en el futuro. Este silencio, presente en cada instante, es el aquí y ahora, un estado de conciencia; este silencio es la matriz de toda Verdad porque es Verdad en Sí Mismo. Y valentía, mucha valentía porque el conflicto no es nunca con el exterior sino con la propia mente que siendo parte de lo interno de cada uno se aferra a posiciones limitadas. Defender la propia y limitada idea fruto de una experiencia limitada es como querer defender un castillo y recorrer el universo a un tiempo. Todo un absurdo. El castillo es un punto de visión dentro del universo. Salir del castillo, abandonar lo que creemos son nuestras defensas y seguridades es un acto de valor, pero también de un sentido que es sólo patrimonio del Corazón, el verdadero estandarte a mantenter. No hay realización sin Corazón, sin el soltar las falsas seguridades de la mente.

Es preciso dejarse conquistar por la Verdad porque ella está presente en todo. Afirmarse en un castillo es negar la verdad inherente a todo el resto de puntos del Universo. Rendir el castillo es rendir el conflicto, es ser conquistados por la Verdad Una que comprende al Universo entero. Este es el lenguaje del Corazón, y no hay camino que conduzca a la Verdad que no tenga Corazón.

1 comentario:

  1. Hola Jesús, interesante tema, LA VERDAD, y su manifestación, con búsqueda o sin ella. Entiendo que una vez despertada la conciencia llegará el momento en que busquemos con ahínco. En mi caso yo no le daba nombre de verdad ni ningún otro, solo sabía que tenía que haber algo que me convenciera, que le encontrara la lógica, ahora sé que eso es LA VERDAD, y te interesa tanto que la buscas. Ahora me apoyo en una gran frase y es que "el Maestro aparece cuando el discípulo está preparado".

    Gran y fraternal saludo.

    ResponderEliminar