lunes, 1 de junio de 2015

Percibiendo la Unidad

En nosotros existe una mirada mental que separa mi vida interior de mi vida exterior, y que separa también lo que yo considero mi vida de la vida que conforma todo "lo otro". Cuando aprendemos a ensanchar nuestra mente y abarcar como una sola vida tanto lo interior como exterior mío, cuando percibo como una sola vida lo que yo considero mi vida y la vida del otro, se produce en nosotros una unificación, una armonización de nuestra visión; cada cosa, cada circunstancia en nuestra vida adquiere y cobra sentido, razón última de ser. Este ensanchamiento de la mente es una expansión de conciencia y sólo es posible desde un centro que no niega ni mi yo ni tu yo, sino que afirma que la Totalidad está en el centro de cada particularidad; la misma Totalidad -no importa cómo la denominemos- es el Cento de tí y de mí, de cada circunstancia y de cada situación. Percibir simultáneamente (i) el trasfondo que une lo particular y (ii) lo particular, equivale a hacer realidad cualquier posible acuerdo, implica encontrar el Sentido del Ser, de toda la Vida con sus infinitas capacidades de expresión. El viaje hacia el centro de los opuestos es tan sólo la toma de conciencia de un peregrinar desde el aparente conflicto a la armonía esencial que subyace en todo, también en la perspectiva particular inherente al conflicto. Tras de lo aparente del conflicto se encuentra la oportunidad misma que es la Vida que se conquista a Sí misma desde un conciencia cuya visión es aún parcial a la que llamamos tu o que llamamos yo. El acuerdo es un ir de la mano que nos sitúa en el centro de toda posible Verdad. Ir de la mano es toda una propuesta, un reto, quizás el único que tenga sentido. Ir de la mano es dar muerte al conflicto. Ir de la mano es la solución.

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